La II Guerra Mundial ha demostrado que la radiodifusión exterior puede llevar la información no sólo a sus oyentes comunes y corrientes, sino también hacerla del dominio de la opinión pública en el exterior.
Por ello se optó en 1946, cuando se inició la confrontación entre los otrora aliados en la coalición antifascista. La Unión Soviética y EEUU se convirtieron en las principales partes enfrentadas en la guerra fría. Radio Moscú y La Voz de América se vuelven los principales portavoces de las partes opuestas.
La guerra fría puso a estas dos potentes emisoras de onda corta en el filo de la contraposición ideológica de los dos sistemas socio-políticos. Cada una de las partes emitía su propaganda de forma contundente y ofensiva. América Latina también se convirtió en arena de la confrontación ideológica. Las emisiones de La Voz de América dirigidas a los latinoamericanos ensalzaban el modo de vida norteamericano y las virtudes del “mundo libre”, demostrando la inconsistencia del socialismo y presentándolo como un sistema ajeno a los países del Hemisferio Occidental. Al mismo tiempo, se hablaba de manera permanente de la “actividad clandestina de la URSS” en el Hemisferio Occidental. Por su parte, Radio Moscú exaltaba los valores socialistas, el régimen soviético y vaticinaba la inevitabilidad del derrumbe del capitalismo. Siempre se subrayaba la “esencia imperialista” de la política de Washington, incluso con respecto a sus vecinos del sur.
La guerra fría también era objeto de debates en la ONU. En su epicentro se vio en 1960 el dirigente soviético Nikita Jruschov, que encabezó la delegación de la URSS en ese foro internacional. Desde la tribuna de la ONU el líder soviético instó al cese de la carrera armamentista, a la eliminación inmediata del colonialismo y a la admisión de China en la ONU. Además, Jruschov tuvo intervenciones y diálogos improvisados con la prensa. Los reporteros norteamericanos siempre seguían al líder soviético pescando cada una de sus palabras. Jruschov pensaba que ellos pueden “decir cualquier disparate”. Por eso pidió que el corresponsal de Radio Moscú esté siempre junto a él y que grabe en el magnetófono todas sus intervenciones. Gracias a ello se registraron en el sonido muchas acotaciones de Jruschov, que no cayeron en los informes oficiales. En la ONU Jruschov reaccionaba tempestuosamente a los discursos de algunos delegados. El intérprete personal del líder soviético Víctor Sujodrev, recordaba:
–“Los discursos continuaban. De tiempo en tiempo en ellos se hacían declaraciones que Jruschov acogía como ataques contra el comunismo, la Unión Soviética y el sistema socialista en general. Protestaba y seguía golpeando con los puños sobre la mesa de la delegación. Y luego, de repente veo que se quitó un zapato. Cuando empezó a golpear con él sobre la mesa me sentí mal”.
Ese fue el momento que pasó a la historia de la ONU como “el zapato de Jruschov”. Al recibir por fin el derecho a responder Jruschov quiso desenmascarar a sus enemigos ideológicos. Las críticas también recayeron en el ministro de Asuntos Exteriores de la España franquista que estaba presente en la sala y cuya intervención causó una gran indignación al líder soviético:
–¿Quién es Franco? –exclama Jruschov desde la tribuna de la ONU. – Franco es el verdugo del pueblo español, que destruyó el Parlamento y depuso al gobierno legítimo.
El presidente de la sesión interrumpe al jefe del gobierno soviético y dice que estas palabras del orador no serán incluidas en el protocolo oficial. Es inadmisible ofender al jefe de un Estado miembro de la ONU. La respuesta de Jruschov es inminente.
Considero que estas observaciones son totalmente inadmisibles. ¿Por qué no detuvo Ud. al representante de EEUU, cuando calumniaba al régimen de la gran China? Rechazo sus observaciones.
Todo terminó con que el presidente desconectó el micrófono y declaró cerrada la sesión. En general, la guerra fría tenía su lógica. Las pasiones, propias del espíritu de la guerra fría, bullían por ambas partes.
La Casa Blanca estaba preocupada por la propaganda de Moscú en América Latina. En ella se percibía el afán de encender los ánimos antinorteamericanos, aunque los propios Estados Unidos con su política en la región allanaron el terreno para las manifestaciones de protesta de los latinoamericanos. En este sentido curiosa fue la conversación que mantuvieron en Washington en 1959 el viceprimer ministro soviético Anastas Mikoyán y el vicepresidente de EEUU, Richard Nixon (a la postre presidente de EEUU). El historiador Sergó Mikoyán, que estuvo presente en el encuentro como secretario de su padre, en su trabajo académico “La anatomía de la crisis del Caribe”, describe ese episodio de la siguiente manera:
–“Muy extraño era en un círculo tan estrecho y en un encuentro estrictamente oficial escuchar como él (Nixon) presionaba en un tono bastante agresivo y demagógico a mi padre, acusando a Radio Moscú por el crecimiento de los ánimos antinorteamericanos en América Latina. Él contaba cómo se estropeó su reciente visita oficial a Venezuela, donde se organizaron manifestaciones contra él y los estudiantes incluso intentaron tirarle huevos. Mikoyán, con una tranquilidad olímpica, dijo que Nixon sobreestima las posibilidades de influencia de Radio Moscú sobre la opinión pública de América Latina y le aconsejó pensar en otras razones de los manifestantes. “Si la radio –añadió el viceprimer ministro soviético, poseyera semejante fuerza de influencia sobre los estados de ánimo en el Hemisferio Occidental, ¿entonces por qué aún el hemisferio sigue siendo su “patio trasero”, tal como escriben es su país?
Por otro motivo y en otras circunstancias se topó con Radio Moscú el presidente estadounidense John Kennedy. El enfrentamiento de los dos sistemas socio-políticos con su ininterrumpida carrera armamentista y permanente amenaza de desencadenamiento de un conflicto bélico le costó caro al mundo. El torno a la URSS aparecían nuevas bases militares de EEUU. Le gente con gran inquietud escuchaba las últimas noticias. La paz era muy frágil. En las relaciones entre las dos grandes potencias más de una vez se dieron casos en que la guerra fría podía transformarse en una guerra “caliente”. Así fue en los dramáticos días de la crisis del Caribe en octubre de 1962, cuando la humanidad de vio al borde de una hecatombe nuclear.
El emplazamiento encubierto en Cuba de cohetes soviéticos fue largo tiempo un secreto para EEUU. En el momento más crítico de la crisis del Caribe todo dependía de la respuesta de Nikita Jruschov al telegrama de John Kennedy del 27 de octubre: ¿Está dispuesta la URSS a retirar sus cohetes de Cuba? La respuesta debía ser urgente ya que la situación se volvía extremadamente peligrosa. Y entonces el Kremlin dio un paso insólito. Decidió transmitir con urgencia a través de Radio Moscú el mensaje de respuesta al presidente de EEUU en el que aceptaba retirar sin demora los cohetes soviéticos de Cuba, sin esperar a que la respuesta llegue a la Casa Blanca por canales diplomáticos. El mundo fue informado de la resolución tomada por el Kremlin: primero a través de las emisiones en inglés y español de Radio Moscú, y después en otros idiomas. Lo importante era dar la noticia lo antes posible para que los “halcones” de la administración estadounidense y del generalato se queden sin argumentos a favor de la solución militar del “problema del Caribe”. El presidente Kennedy tuvo entonces que soportar y superar una enorme presión por parte de ellos.
El texto de la respuesta de Jruschov transmitido por Radio Moscú rápidamente fue difundido en el acto por las agencias informativas, por las estaciones de radio y televisión, y por las ediciones extras de los periódicos. Ese mismo día la Casa Blanca publicó el mensaje de respuesta de John Kennedy a Nikita Jruschov, en el que se decía:
–“Estimado presidente: De inmediato respondo a su mensaje del 28 de octubre, transmitido por radio, si bien aún no he recibido el texto oficial, por cuanto tiene enorme significado actuar con rapidez a fin de dar solución a la crisis. Pienso que Ud. y yo, con la enorme responsabilidad que recae sobre nosotros por el mantenimiento de la paz, hemos comprendido que los sucesos han llegado a tal punto que podían escaparse a todo control. Por eso saludo su mensaje y lo considero como un importante aporte al mantenimiento de la paz”.
El texto oficial del documento llegó más tarde por canales diplomáticos. Pero el mundo ya había respirado con alivio al apartarse del bordo del abismo nuclear. La decisión tomada por el Kremlin de retirar con urgencia los cohetes de la isla no fue una concesión unilateral, sino un compromiso. A cambio Kennedy se comprometió a no atacar a Cuba. Esto es bien conocido. Pero ahora pocos recuerdan, a excepción de los historiadores, que el presidente de EEUU había prometido asimismo retirar los cohetes norteamericanos de Turquía, que apuntaban a la Unión Soviética. El tiempo de vuelo de esos cohetes a los centros vitales de la URSS se contaba por minutos. Posteriormente esta promesa dada por Kennedy fue cumplida. Fue precisamente la instalación de cohetes norteamericanos en la vecina Turquía lo que indujo a Jruschov a recurrir a semejantes contramedidas, aprovechando el territorio de Cuba, que, por otra parte, también necesitaba protección de los designios agresivos del vecino del norte. Sea como sea, durante la crisis del Caribe prevalecieron el sentido común y la responsabilidad manifestada en el momento decisivo por los dirigentes de las dos grandes potencias, que impidieron el deslizamiento del mundo a una hecatombe nuclear.
Tras la crisis del Caribe, en agosto de 1963 se creó una “línea caliente”: una línea de comunicación directa urgente entre los dirigentes de la Unión Soviética y Estados Unidos, por si llegase a surgir alguna crisis peligrosa. Ambas partes reconocieron como inservibles los anteriores medios de comunicación para las consultas urgentes al más alto nivel. No en vano, en el momento crítico la dirigencia soviética tuvo que recurrir a Radio Moscú. El diario New York Times escribía que la “línea caliente” fue el resultado directo de las serias demoras en las comunicaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca durante la crisis del Caribe y permite establecer contacto directo entre los líderes de los dos Estados en contados minutos.
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Una expedición de arqueólogos rusos en el Transbaikal oriental halló restos que podrían pertenecer al sobrino del famoso emperador Gengis Kan, según un comunicado publicado en la página de la Universidad Federal del Lejano Oriente de Rusia.
En la misión participaron expertos del mencionado centro educativo y el Departamento del Lejano Oriente de la Academia de las Ciencias de Rusia. Según la nota, los restos fueron encontrados en las inmediaciones del poblado de Jirjirinsk, residencia del Kan en el siglo XIII.
Los expertos opinan que el hallazgo puede formar parte de una tumba aristocrática. “Esta suposición fue hecha después de analizar los objetos descubiertos, parte de los cuales comprueba los lazos entre la región de Transbaikal y el Lejano Oriente”, dice el comunicado de la Universidad Federal del Lejano Oriente de Rusia.
El documento revela también los planes de los científicos rusos, que incluyen una visita a Mongolia, para participar en un congreso internacional de expertos especializados en el país asiático y otra misión arqueológica. En la Edad Media la región de Transbaikal formó parte del vasto imperio mongol. RIA Nóvosti
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En los placeres auríferos “Irkindán” fue hallado la mayor pepita de oro en toda la historia del Extremo Oriente ruso. Pesa 7655 gramos. Pronto completará la colección del Fondo de Diamantes de Rusia, el principal depósito de tesoros de Rusia.
Esta “piedra” preciosa que vale más de 500 millones de $ fue encontrada por los buscadores de oro de la cooperativa “Vostok” (Oriente) del Territorio de Jabárovsk. Al lavar roca montañosa Alexander Starovoitov divisó entre piedras y suciedad el brillo de un pedazo aplanado de gran tamaño, que resultó ser oro. Por su forma recuerda un guante de boxeador. La experticia puso de manifiesto que es oro puro sin impurezas de 914 quilates.
Este hallazgo único devino una especie de regalo para el aniversario de la cooperativa de lavadores de oro por lo que los obreros decidieron llamarlo “Cuadragésimo aniversario de la cooperativa Vostok”. Ahora se mantienen conversaciones con Gohran que adquiere la pepita para el Fondo de Diamantes. Este proceso no es nada fácil, ya que, debido a la elevada demanda de pepitas de gran tamaño el precio real de nuestro pedazo en cualquier caso será más alto que su valor nominal, aclaró a nuestra radio Guennadi Malyshevski, jefe de la cooperativa “Vostok”.
Como base se toma el precio londinense fixing, nivel de precios de oro, que se usa como punto de referencia en el mundo entero. Pero costará mucho más porque es una pepita de oro única. Los multimillonarios que coleccionan pepitas pueden ofrecer un precio tres o cuatro veces mayor.Y Gohran la valorará tomando en consideración nuestras propuestas.
La mayor pepita de oro hallada últimamente en el mundo fue encontrado el año pasado en California. Pesaba 3,1 kg y fue vendida en subasta pública por 400 mil $.
Próximamente la pepita de oro del territorio de Jabárovsk ocupará un lugar destacado en la mayor colección de hallazgos de oro y plata en el mundo: el Fondo de Diamantes. Se puede compararla, posiblemente, con los tesoros de los zares persas y de la familia real de Gran Bretaña. Las bromas de que es recomendable llevarse gafas ahumadas al ir al Fondo de Diamantes para no quedar obcecado por el brillo de los tesoros, tiene una base real. La colección de obras fantástica de “arte de Natura”, en el museo más rico de Rusia, de veras asombra. Allí se guarda la mayor pepita de oro del mundo de 36 kilos, el llamado Gran Triángulo. Fue hallado en 1842 por el buscador Nikifor Siutkin en uno de los placeres de los Urales del Sur. Los visitantes siempre quedan exaltados al ver una pepita pequeña, un poco más de 20 gramos, llamada “Mefistófeles”. Cuando los buscadores la encontraron en la provincia de Magadán, en el Lejano Oriente, tenían dudas: si es una obra de la naturaleza o del ser humano. Una minuciosa investigación patentizó que “Mefistófeles” no estuvo sujeto a tratamiento artificial.
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Un tanque de los tiempos de la II Guerra Mundial fue levantado del fondo del río Neva. La operación de izado del tanque “Klim Voroshílov” estuvo a cargo de efectivos militares conjuntamente con colaboradores del “Museo de la Batalla de Leningrado”. A pesar del temporal y de la profundidad de más de 15 metros la operación de ascenso de la futura muestra museística fue un éxito.
Lo más probable es que el tanque se haya hundido cuando cruzada el río sobre un pontón hacia la zona de los combates. Una vez reparado, el “Klim Voroshílov” permanecerá en la región de Leningrado y en un futuro próximo podrá participar en los desfiles históricos.
Para Marina Popovich a quien sus colegas llaman “Madame MIG”, los récords no eran sino su trabajo común y corriente. Ella es la única piloto del mundo que estableció 101 récords en aviones de diversos tipos. En su nuevo libro “Soy piloto” la legendaria Marina Popovich, que hace poco celebró su 80 aniversario, cuenta su vida en la aviación.
Marina Popovich tiene un destino fantástico. Ella llegó a ser aviadora, si bien todo, parecía, se oponía a ello. El impedimento principal era su pequeña estatura: 150 cm, quiere decir que los pies no alcanzaban los pedales. La chica de 14 años decidió “alargar” sus piernas. Encontró ciertos dispositivos de alpinista y pidió que se la colgara por las piernas con la cabeza para abajo. Para la edad de 16 años, ora gracias a sus ejercicios, ora creció naturalmente, su estatura aumentó a 161 cm y fue admitida en el club aeronáutico. Pero María quería apasionadamente ser piloto militar profesional, pero por entonces en Rusia entre ellos no había mujeres. En 1958 Marina pudo entrevistarse a d duras penas con el mariscal Kliment Voroshilov. Con su decisión “Pido a título de excepción enviarla a una escuela de aviación”, él le abrió camino a la aviación.
La popularidad de Marina Popovich, piloto y beldad rusa, era inverosímil. “Debido a la grande fama, no oí el rumor del tiempo que se iba”, bromea ella. En EEUU, por ejemplo, se la llama tan solo como “Madame O.K.”. Justo con tal titular el New York Times publicó una fotografía de gran tamaño de Marina tras su actuación en el show aéreo en Lakeland. La cuestión consiste en que a todas las ordenes del dirigente de vuelos desde tierra ella respondía ”¡O.K.!” porque no sabía inglés y no entendía nada. Marina se acuerda de aquel vuelo porque ayudó a encontrar un sponsor para tratar a niños rusos minusválidos. Cuando yo y Vladimir Voropáev de la fundación “Salud de la Patria” llegamos a Nueva York, se nos aconsejó que dirigiéramos al financiero norteamericano, señor Vance, recuerda Marina.
Entraos en su gabinete y yo digo a Vladimir que mire a un rincón: allí estaba mi fotografía grande. Vance nos recibe muy afablemente. Resulta que era dirigente de aquel vuelo. “Yo pregunto si el tren de aterrizaje está soltado. Tomo los prismáticos. Usted responde “O.K.”, pero yo veo que éste está escamoteado. ¡Santa Madonna! No hemos controlad a la rusa y ella, puede que haya llevado una bomba”, dice Vance. Y allí, a 40 km, se encuentra el cabo Cañaveral, de donde se lanza Discovery. “Acaso ha pensado así?”, le pregunto. Él responde: ¿Pero Usted no ha reaccionado de forma alguna”.
Los méritos de Marina Popovich fueron distinguidos con muchas condecoraciones, incluidas las órdenes de la Valentía y la Estrella Roja, se le entregó la Gran Medalla de Oro de la Federación Internacional de Aviación., Su nombre se dio a una estrella en la Constelación de Cáncer. El libro “Soy piloto” es ya el Nº 18, pero el primero que cuenta de ella misma. Los demás están dedicados a sus amigos y colegas. “La magia del cielo” al dos veces Héroes de la URSS, piloto cosmonauta Pável Popovich, primer marido de Marina y padre de sus dos hijas. Cualquier cosa que haga Marina, dondequiera que se encuentre, siempre ha sentido que es piloto y solo después, madre, esposa, amiga, escritora. Por eso incluso su deseo a los lectores tiene una orientación “aérea”: “alas seguras en la vida”.
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