Europa no se apresura a adherirse a las sanciones antirrusas de EEUU.
La víspera Washington anunció el congelamiento de la cooperación militar, comercial y en materia de inversiones con Moscú y llamó a los europeos a tomar medidas similares.
Entre tanto, la mayoría de los países de la Unión Europea no quieren poner en riesgo los lazos económicos en aras de Ucrania, a la que no quieren ver, ni mucho menos, en el seno de la UE.
EEUU recrudece la presión sobre la Unión Europea para que apruebe sanciones contra Rusia, y no solo de carácter político, sino también económico-comerciales. En caso contrario las medidas de influencia financiera que se propone imponer EEUU pasarán desapercibidas en Rusia.
Lo cierto es que los países europeos tienen nexos más estrechos con Rusia. El comercio anual se cifra en cuatrocientos sesenta mil millones de dólares (a título de comparación este índice entre Rusia y EEUU apenas alcanza los cuarenta mil millones de dólares al año). La calefacción de las casas europeas funciona con gas ruso. Romper estos lazos implica arriesgar el restablecimiento de la economía de la UE que recién está cobrando fuerzas. Pero Europa tampoco puede contradecir totalmente a EEUU. Por eso no quiere tener que pagar un precio no muy alto: solo imponer restricciones a los visados con respecto a Rusia y otras cosas por el estilo. No obstante, esto será también un golpe sensible contra la UE, estima el catedrático en integración europea del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, Alexánder Tevdói-Burmuli:
—En primer lugar, esto concernirá a proyectos de la cooperación industrial y política. Por cierto que se verán afectados el régimen de visado y hasta el régimen de visado simplificado, que rige actualmente. Ya se declaró que la UE puede dejar de expedir visas a los ciudadanos rusos. Por eso, independientemente de que la UE adopte o no resoluciones concretas enfiladas a restringir las relaciones económicas entre Rusia y la comunidad europea, el perjuicio económico está garantizado.
El jefe de la diplomacia española, José Manuel García Margallo, manifestó la víspera que los rusos pueden quedarse sin visas si Moscú no revisa su postura en relación a Ucrania. Se trata de una opinión muy precipitada para el máximo diplomático de un país cuyo presupuesto el año pasado fue engrosado por los turistas rusos en mil millones de dólares. Europa es un destino bastante popular de los viajeros rusos. Pero si Europa decide cerrar las fronteras, los rusos podrán pasar tranquilamente sus vacaciones en Turquía, Tailandia y en otros países con balnearios que gozan de popularidad. Como consecuencia, los empresarios europeos se verán afectados en aras de Ucrania, país al que incluso no quieren ver en el seno de la Unión Europea. Esto también lo destacó días atrás la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen.
En cuanto a los proyectos conjuntos de inversión la cosa es más complicada. De ahí que, la petrolera británica BP y la anglo-holandesa Shell hayan declarado que seguirán cooperando con Rusia e invirtiendo medios en ese país, pese a las amenazas de sanciones por parte de las autoridades europeas y estadounidenses. El presidente del consorcio alemán Siemens, Joe Kaeser, tampoco respaldó la idea de las sanciones antirrusas. Los hombres de negocios comprenden perfectamente que cualquier sanción es un arma de doble filo, subraya el jefe del Sector de Política Exterior e Interna del Instituto de Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia, Fiódor Voitolovski:
—La imposición de las sanciones que sean en las condiciones de la profunda interdependencia de la economía mundial resulta desventajoso para todas las partes. Las sanciones que procura imponer Washington y las que están discutiendo los países comunitarios ocasionarán un perjuicio sustancial a los inversores norteamericanos y europeos que trabajan en Rusia, y a la cooperación en diferentes esferas. Es que se trata no solo de la economía y las finanzas, sino también de la cooperación en los ámbitos de la ciencia, la educación y la cultura. Además, EEUU y Rusia cooperan en áreas como la energía atómica y la conquista del espacio cósmico. Interrumpir o limitar la interacción de los dos países implica crear riesgos sistémicos a largo plazo.
Si los países occidentales llegan a aprobar sanciones contra Moscú, los senadores rusos están dispuestos a darles una respuesta adecuada. En el Consejo de la Federación (Senado) se está elaborando un proyecto de ley que autoriza al presidente y al Gobierno de Rusia a congelar las cuentas de las compañías extranjeras, arrestar sus propiedades y hasta confiscarlas. Los parlamentarios esperan que no haya necesidad de utilizar el documento. Pero en la cámaras alta y baja del Parlamento ruso están dispuestos a respaldar el referido proyecto de ley.
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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