Así lo dijo el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación (Senado), Mijaíl Marguélov en un encuentro que sostuvo con representantes de la oposición siria de visita en Moscú.
La oposición siria, por su parte, valoró altamente el papel que desempeña Rusia en el arreglo de la crisis y propuso ser garante del diálogo nacional sobre el futuro de Siria.
Últimamente en Moscú se celebran con regularidad consultas con representantes de la opinión pública siria. La semana pasada la capital rusa fue visitada por el titular de Exteriores de Siria. Ahora vinieron por quinta vez los detractores al régimen de Bashar Assad. Por lo demás todos persiguen el mismo objetivo: el alto el fuego y el diálogo sobre la paz –subrayó Marguélov:
–Reiteradas veces hemos dicho que los senadores rusos están dispuestos a ser observadores y participantes de cualquier actividad en tierra siria, que favorezca el logro del consenso étnico y de un diálogo nacional. En Siria tenemos sólo un amigo: el pueblo sirio. Consideramos que es el único que tiene derecho a resolver sus problemas.
La actual delegación representa al Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático. La víspera sus delegados se reunieron con el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov y el jefe del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma (Cámara de Diputados) Alexéi Pushkov. El miembro de la delegación Haisam Mana valoró altamente los esfuerzos de Moscú en la solución de la crisis siria:
–Consideramos que el gobierno ruso puede jugar un papel muy importante en el sentido de convencer al régimen sirio a cesar la violencia en nuestro país. Hemos encontrado puntos de contacto que pueden facilitar el acercamiento de las posturas entre el Comité de Coordinación Nacional y el gobierno de Rusia. En primer lugar, tanto nosotros como Moscú no admitimos la posibilidad de una injerencia militar extranjera. Y, en segundo lugar, hay que acelerar las reformas democráticas en el país.
Los opositores llegaron a Moscú en momentos en que el mundo sigue con atención la misión del ex secretario general de la ONU, Kofi Annan. El gobierno de Siria ya empezó a cumplir los puntos principales del plan de arreglo pacífico de Annan: el cese del fuego y el acceso al país de los observadores internacionales, en cuyo grupo de avanzada hay un representante ruso. A Siria deben llegar unos doscientos cincuenta observadores, pese a que en varias zonas no cesan los enfrentamientos. Los expertos están seguros de que el cumplimiento del plan de Kofi Annan no es sólo una tarea de Bashar Assad. La ONU debe convencer a los líderes de los países y organizaciones que abastecen armas a la oposición siria a suspender ese tipo de ayuda a las fuerzas extremistas. Sólo en este caso el plan de paz funcionará –asegura el experto del Centro de Estudios Árabes del Instituto ruso de Orientalismo, Borís Dolgov:
–Lo principal no es tanto aplastar a los grupos armados en Siria, sino que las fuerzas exteriores dejen de financiarlos. Los extremistas llegan a Siria procedentes de Turquía y el Líbano, y cuentan con el apoyo de las monarquías del Golfo Pérsico, EEUU y de países de Europa Occidental. Este es el principal factor desestabilizador.
El monitoreo no es la única finalidad de los observadores. El siguiente paso es contribuir a entablar un diálogo político en el país. Hasta el día de hoy ocurre una división entre las fuerzas de la oposición. Ésta no puede organizar una fuerza política única y ser una alternativa verdadera al régimen. No hay que alimentar ilusiones: el conflicto no se resolverá de un día para otro. Lo que tiene lugar actualmente es tan solo el inicio de un proceso largo y arduo.
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