Este confirma una vez más que para pillar in fraganti a Washington no se necesitan palabras sino pruebas de peso. Por ejemplo, una bomba sin explosionar o una avería aérea. De suerte que no en vano que en la Moncloa se recibieron señales alarmantes sobre el espionaje telefónico de parte del aliado y socio washingtoniano no solo a Alemania y Francia. Los norteamericanos aseveran que nada tienen que ver con la infracción de leyes internacionales incluso después de que la prensa madrileña publicara un guarismo impactante: tan solo en un mes se escucharon sesenta y un millones de conversaciones de españoles y de sus líderes. En la prensa estadounidense también afloraron datos de que “España sigue siendo un país sumamente importante” para el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Así, desde diciembre de 2012 hasta enero del año en curso, cada habitante del reino habló, según dicha agencia, más de dos mil veces, lo que muestra el interés de la NSA de EEUU por las charlas de los españoles que no sospechaban nada. Esta cifra supera incluso a la referente a sus vecinos de Francia. A decir verdad, estos datos récord no de inmediato pusieron en alerta al gobierno español. Pero cuando la ciudadanía se enteró de ello a través de la prensa, se hizo una interpelación a la embajada de EEUU en Madrid.

Como se dice, en el alma de los españoles se quedó un resabio amargo. Y no podía ser de otra manera. He aquí la opinión del político catalán Josep Antoni Durán Lleida:

—El espionaje contra sus amigos es una situación muy grave, que no puede resolverse mediante intentos hipócritas de interpretar incorrectamente lo ocurrido.

A pesar de la creciente indignación en el país, el representante de Washington dio una respuesta lacónica: ¿Para qué EEUU necesita esto, si somos socios y aliados? Más tarde, las delegaciones de dos servicios de inteligencia de EEUU que visitaron Madrid, explicaron: si en sus órganos cae la sospecha, es culpable de ello el conocido colaborador suyo Edward Snowden, quien reveló cómo los agentes norteamericanos espían a los líderes de todos los países, interceptando sus comunicados. En opinión de algunos periodistas washingtonianos, España incluso puede estar orgullosa de tal vigilancia porque los datos ilícitamente obtenidos en el reino son analizados casi con la misma atención que los datos sobre China y Rusia, los principales blancos de la “atención” de los espías norteamericanos. En lo que atañe a la observancia de los derechos humanos, los huéspedes washingtonianos, ocultando su sonrisa, reflexionaban así: es sin duda un tema importante, pero en su actividad este ocupa uno de los últimos lugares. Al propio tiempo, no solo entre los estados europeos surge el problema de las relaciones con EEUU debido al espionaje electrónico. En América Latina también se sabe perfectamente que Washington “no se olvida” de escuchar a los líderes de esta región.

De ello se habló en Caracas en el encuentro de los cancilleres del MERCOSUR, los que condenaron por unanimidad el espionaje global de EEUU. En el documento sobre los resultados del encuentro se recalca la necesidad de formular una concepción de defensa frente a tales actos de los servicios especiales norteamericanos. De modo que España y otros países de Europa, en la solución de este problema podrían tomar algo de utilidad de la experiencia de los estados latinoamericanos.

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

Ígor Kudrin