El organizador del evento es el Ministerio de Defensa de Rusia, que por vez primera decidió sacar el espacio público la discusión de la defensa antimisiles. La conversación resultó calurosa, por no decir sensacional. Las pruebas de la amenaza del escudo antimisiles europeo a las fuerzas estratégicas rusas fueron mostradas en el ejemplo del un ataque de misiles contra EEUU. Los propios norteamericanos reconocieron su impotencia ante los misiles balísticos rusos, mientras que Moscú confirmó que no enviará una delegación a la cumbre de la OTAN en Chicago.

El Ministerio ruso de Defensa anunció a finales de marzo la celebración de la conferencia internacional sobre la construcción del sistema de defensa antimisiles y su segmento europeo. Moscú no ocultó que emprende la ofensiva informativa tras el fracaso de las negociaciones sobre la creación de un escudo antimisiles conjunto en Europa. Los diplomáticos y militares insinuaban cierta “sorpresa”.

En Moscú se dieron cita más de doscientos representantes de departamentos castrenses, especialistas y expertos de medio centenar de países, entre ellos de la OTAN, China, Corea del Sur, de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

La prometida “sorpresa” resultó ser una simulación tridimensional por computadora diseñada por expertos militares rusos. Ésta demostró de que manera los actuales y futuros elementos del escudo antimisiles norteamericano, instalados en Turquía, Rumania y Polonia y en buques, serán seguidos y abatidos por misiles rusos. Para mayor evidencia, el Ministerio de Defensa escogió a sabiendas guiones que hicieron perder el don de la palabra a los periodistas y expertos occidentales. Delante de ellos en enormes pantallas despegaban misiles desde territorio ruso y volaban hacia ciudades estadounidenses. Y he aquí lo que dijo el jefe del Estado Mayor General, Nikolai Makárov:

—Durante la realización de la tercera y cuarta fases existe el peligro real de abatimiento de misiles balísticos intercontinentales rusos en diferentes trayectorias de los vuelos. Los antimisiles norteamericanos Standard 3 deberán ser modificados sustancialmente. Se tiene planeado equipar hasta cuarenta buques con centenares de interceptores de misiles. Los antimisiles en Polonia serán desplegados en las proximidades de nuestro territorio. Una de las salidas sería la variante de que la zona de defensa de la OTAN no cubra el territorio ruso. En este caso, nosotros no hablamos de la introducción de ciertas restricciones a las características técnicas de los medios de defensa antimisiles. La condición es sólo una: las zonas de posible intercepción de los modernos medios de fuego con la defensa antimisiles no debe atravesar la frontera de la Federación Rusa.

El Ministerio de Defensa explicó que este guión refleja la alteración del equilibrio de fuerzas en los armamentos ofensivos y defensivos entre Rusia y EEUU.

También es no menos sensacional la segunda deducción de los expertos rusos. El sistema que están diseñando los norteamericanos y la OTAN tampoco es capaz de proteger Europa de los misiles de Irán. Tal deducción fue expuesta por el subjefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov:

—Los medios de defensa antimisiles con las características de las fases primera y segunda en caso de ser emplazados en Rumania tendrán posibilidades limitadas de defensa ante los misiles procedentes del sur. Los medios de defensa antimisiles con características de la tercera fase de ser emplazados en Polonia representan una amenaza para las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia y no garantizan la cobertura antimisil de todo el territorio de Europa antes los ataques desde el sur.

Ante todas las evidencias de las pruebas rusas los expertos occidentales seguían insistiendo en lo suyo. El subsecretario general de la OTAN, Alexander Vershbow, repitió las palabras ya rituales del rumbo a la asociación estratégica con Rusia y declaró que el escudo antimisiles no amenaza a las fuerzas nucleares rusas en virtud de su imperfección.

A lo largo de todo el primer día de la conferencia, sus participantes manifestaron la esperanza de que Rusia y Occidente puedan alcanzar un acuerdo sobre defensa antimisiles. Pero pese a toda la benevolencia de las manifestaciones, al parecer ni Moscú ni Washington creen en la posibilidad de un pronto progreso en la cuestión del escudo antimisiles. La confirmación la tenemos en lo dicho por el viceministro de Defensa de Rusia, Anatoli Antónov. Preguntado por La Voz de Rusia sobre si Moscú piensa enviar una delegación a la cumbre de la OTAN (aunque sea como observadores) subrayó: “no tenemos nada que hacer allí”.

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