A principios del 2000, Rusia figuraba en la lista negra de las naciones que no combatían con eficacia las prácticas ilegales de blanqueo de dinero. Pero, en 2003 el país se unió al Grupo de Acción Financiera en contra del Lavado de Dinero (FATF, por sus siglas en inglés). Los diez años transcurridos desde aquel entonces no han pasado en vano. Gracias al trabajo realizado, hoy Rusia es uno de los líderes en temas de perfeccionamiento del sistema de lucha contra el lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Lo confirma la decisión del FATF al colocar a Rusia en un nivel menos exhaustivo de control. Ahora en lugar de rendir cuentas cada año sobre sus logros en el combate de la legalización de ingresos ilícitos, lo tendrá que hacer cada dos. En opinión de Alexánder Safónov, vicerrector de la Academia rusa de Economía Nacional y Servicio Público, es completamente merecido:
—En la legislación rusa las medidas son bastante duras. Basta con decir que prácticamente carecemos del secreto bancario. En principio, los órganos que controlan los flujos de esa clase de recursos, tienen acceso a cualquier información operativa sobre las cuentas de los ciudadanos. Si surgen preguntas referentes a las fuentes que originaron esos recursos, siempre pueden recibir esa información y procesarla debidamente.
La suavización del régimen de monitoreo es un indicador muy importante. En todo el mundo no son muchos los países que se encuentran en el mismo grupo que Rusia. Por ejemplo, Japón está en régimen reforzado, lo que significa que comisiones especiales itinerantes controlan la lucha contra el lavado de dinero. Tampoco EEUU mereció la misma suavización que Rusia. Según afirma Evgueni Fiódorov, miembro del Comité de Presupuesto Público e Impuestos de la Duma Estatal (la Сámara baja del parlamento ruso), Rusia y EEUU avanzan en direcciones diferentes:
—Su problema consiste solo en una cosa: ellos aplican la política de suavización cuantitativa. Es decir, EEUU imprime dinero en cantidades enormes, rebajando la normatividad de vigilancia bancaria y financiera, para poder emplear ese dinero, porque no es suficiente solo imprimir billetes. Se necesita que los bancos tengan derechos para colocar, desplegar ese dinero, digerirlo, etcétera. Para ello, se rebajan las normas de control. Es decir, una de dos: o se suaviza cuantitativamente o se endurece el control. Rusia ha adoptado el camino de endurecer, ellos [EEUU] el de suavizar.
La posición de Rusia en este nuevo régimen bianual mejora su imagen en el ámbito internacional. Pero, como el régimen más blando de control, no solo es el reconocimiento de la labor cualitativa de los organismos estatales, sino también de los bancos, estos últimos podrán sacar cierto beneficio de ello. Probablemente, ahora las contrapartes extranjeras de los bancos rusos tengan mayor confianza.
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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