La edad no es óbice para la Olimpíada. Lo han comprobado dos jubiladas de San Petersburgo. Ellas pasaron a ser “voluntarios de plata” de Sochi 2014. Los centros de reclutamiento buscan ayudantes a los organizadores de los Juegos Olímpicos por toda Rusia.

Cualquier persona de dieciocho a ochenta años de edad puede tomar parte en el concurso. Hoy más de la mitad de las solicitudes femeninas ha sido presentada por representantes del bello sexo de casi sesenta años.

Por supuesto que se puede ver la olimpíada por televisor, pero participar en ella es una experiencia inapreciable, única, asevera Tatiana Taramzhénina, “voluntaria de plata” de los Juegos.

—Esto puede ocurrir una vez en la vida y significa sentirse a sí misma copartícipe de un evento de escala mundial, ver los juegos por dentro, estar en unas actividades de las que hablarás luego a sus hijos y nietos…

Tatiana Taramzhénina es ex capitana de policía. Cada día un trabajo responsable y activo, una comunicación permanente con la gente y en casa, el marido y el hijo queridos. Tal era su vida antes de jubilarse. Después el hijo creció, el marido murió. Un día la vida le pareció gris y aburrida. Casualmente se enteró de los cursillos de manejo de ordenador “Edad de plata” para personas de edad avanzada en la Universidad. Se alistó y en 2010 los representantes del Comité Olímpico invitaron a Tatiana a Sochi. Desde entonces se le pegó el sueño de ser voluntaria en la Olimpíada. A pesar de su edad, participa en los entrenamientos a la par con los jóvenes. Algunas tareas es más difícil cumplir para los de edad avanzada, confiesa Tatiana, al referirse a la reciente concentración de voluntarios en la Provincia de Moscú.

El ejercicio más difícil que tuvimos que hacer fue la subida por una escalera de cuerda a una altura de cinco metros, donde estaban tendidos cables de metal. Por cierto que se nos aseguraba contra un accidente, pero debíamos pasar por este cable cierta distancia sin usar instrumento alguno. Este fue un “ejercicio de confianza”. Si en un equipo no hay confianza entre sus integrantes, el trabajo no irá bien. Entre otras teníamos la siguiente tarea: caer de la altura de un metro en los brazos de miembros del equipo. Y lo cumplimos.

Tatiana exhibió milagros de equilibrismo con otra “voluntaria de plata”, Tamara Dolgushévskaya. Esta trabajó más de treinta años como profesora de francés en una escuela. Para no quedar a la zaga de sus nietos, comenzó a dominar Internet en los cursillos de manejo de ordenador. Así se enteró de que el Comité Organizador Sochi 2014 había anunciado la admisión de voluntarios. Fue a ver un acto del COI, habló con otros voluntarios y se dio cuenta de que no sentía en absoluto su edad.

Ambas mujeres, junto con un equipo de 100 voluntarios, partirán este verano a la Olimpíada de Londres. Ahora ellas, como estudiantes aplicadas, aprenden inglés, las dos dominan ya el francés. El viaje de las “voluntarias de plata” es una especie de ensayo general antes de los Juegos de Sochi.

En total, en Sochi participarán veinticinco mil voluntarios en diversos campos de actividad, desde la recepción de las delegaciones en el aeropuerto hasta la ayuda en la organización de la ceremonia de clausura de los juegos. Tatiana Taramzhénina y Tamara Dolgushévskaya esperan que a ellas se sumen otros voluntarios de “edad de plata”, todos los que aman la vida, el deporte y se sienten jóvenes.

 

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