El nuevo FEEF debe disponer de un total de setecientos mil millones de euros. Ochenta mil millones serán abonados directamente por los diecisiete países de la eurozona. Alemania, como la economía más exitosa de la región, aportará aproximadamente un tercio de este último monto. Por lo tanto, la eventual negativa de Alemania a participar en el FEEF será una pesadilla para el resto de la eurozona y no hay quien quiera verla hecha realidad. En espera de la sentencia crucial del Tribunal Constitucional de Alemania, los mercados permaneces inmóviles y ha bajado la tasa de cambio de la moneda europea. Al mismo tiempo, las previsiones de las agencias calificadoras y el comportamiento de los jugadores de bolsas indican que las expectativas de un fallo positivo son ínfimas y lo más problable es que se eche a andar el mecanismo de estabilización financiera, opina el director del Centro de Estudio de la Problemática de Créditos y Finanzas en el Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia, Anatoli Bazhán.

—Hipotéticamente, en caso de una sentencia positiva, la estabilidad regional de la eurozona puede verse afectada con efectos negativos para la unión monetaria y la Unión Europea en su conjunto. Si el Tribunal declara legítimos el mecanismo de estabilización y el paquete de medidas correspondientes, la eurozona podrá seguir solucionando paulatinamente los asuntos de su estabilidad. No creo que esta problemática tenga solución definitiva de aquí en diez años.

La actual postura de Alemania parte de su convicción de poder recuperar el gasto en la solución de los problemas comunitarios a expensas del propio mercado comunitario, explica el analista de la compañía Bin Finam Group, Georgi Voronkov, experto en estrategia de inversiones.

—Angela Merkel se ha cansado de explicar a todo el mundo que Alemania se proyecta como parte de la eurozona y que tiene presente la intención de los demás países de quedarse en la misma y pretende colaborales por todos los medios. Pero Merkel es una personalidad política y trata de apoyar tanto a sus compatriotas que se oponen a un crecimiento ilimitado de los gastos, como también a sus vecinos de la Unión Europea y la eurozona que quieren aumentos de programas sociales, lo que significa echar a andar la máquina de imprimir dinero. A estas alturas, yo no veo factores serios para que Alemania abandone la alianza.

El Tribunal Constitucional de Alemania tiene que dar su dictamen respecto la demanda firmada por treinta y siete mil ciudadanos del país que dudan de la legitimidad del proceder de su Gobierno. En un intento para mitigar de algún modo las pasiones, Merkel negó la concesión de un crédito adicional para Grecia.