En las sesiones de primavera de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE), que comienzan el 22 de abril en Estrasburgo una de las cuestiones básicas será la migración ilegal.

Los diputados se proponen prestar especial atención a la lucha contra el turismo sexual infantil. Y pese a que los participantes de las sesiones examinarán paralelamente las perspectivas de la ampliación del espacio Schengen sin visas, es evidente que en la sala de sesiones prevalezcan tendencias de aislamiento y prohibitorias.

Desde este punto de vista en la sala se espera una polémica indirecta entre dos figuras estatales: el presidente de Alemania, Joachim Gauck, y el primer ministro de Rumania, Victor Ponta. Justo estos países tienen posturas diametralmente opuestas en cuanto a la extensión o, por el contrario, la suspensión del régimen de visados. Rumania, que igual que Bulgaria, durante varios años carecen de acceso al espacio Schengen, en contra de las promesas anteriores, considera que la responsabilidad por los problemas criminales con los migrantes recae en toda Europa y no concretamente en los rumanos, búlgaros o gitanos. Alemania, ya tradicionalmente ocupa una posición escéptica respecto a los inmigrantes de Europa Oriental. La presente crisis económico-financiera y los problemas por el perímetro de la UE tan solo han reforzado en Berlín las tendencias del aislamiento. Es poco probable, por lo tanto, que Bruselas tome en cuenta las posibles protestas de Rumania y Bulgaria, dijo a nuestra emisora el experto del Instituto de Estudios Europeos de la Academia de Ciencias de Rusia Vladislav Belov.

—De todos modos, esta cuestión no será decidida por la parte rumana o búlgara, sino por el grupo de aquellos estados que toman decisiones sobre dicho problema en Bruselas. Si los Países Bajos consideraron necesario usar su derecho al veto, quiere decir que tienen un motivo de peso para ello. Pues, Bulgaria y Rumania no satisfacen las normas en cuanto a fronteras exteriores e internas para pasar a formar parte del espacio Schengen.

La aspiración de la UE a amurallarse de los huéspedes indeseables del Sureste de Europa obviamente va en aumento. La estadística testimonia que tras la anulación del régimen de visas para los ciudadanos de Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Serbia y Montenegro en 2009 y 2010, los abusos en el otorgamiento de refugio en países de la UE a ciudadanos de los países balcánicos comenzó a crecer en proporción geométrica. Según datos de la comisaria de Asuntos del Interior en la UE Cecilia Malmström, en un 75 % anualmente. La versión más popular es la alegación a las persecuciones en su patria, pretexto usado mayormente por los gitanos.

Las tendencias que predominan hoy en las capitales europeas, relativas a la migración ilegal, fueron formuladas de la mejor forma quizá por el titular del Interior de Alemania, Hans Peter Friedrich. Según él, “las fronteras abiertas tienen mucha importancia para la ′Europa unida′, empero en aras de ello no se debe dejar desatendidas las cuestiones de la seguridad”.