El prototipo de este sistema puede fabricarse hacia 2020. Además de Rusia, los trabajos de investigación y desarrollo en este ámbito se llevan a cabo en la India.
Los nuevos sistemas de misiles balísticos emplazados en ferrocarril no tendrán nada que ver con los sistemas de este tipo de fabricación soviética, equipados con los misiles RT-23 Molodets (SS-24 Scalpel, según denominación de la OTAN). Es posible que los sistemas de nueva generación sean más ligeros que los misiles RT-23. En caso de que este programa se haga realidad, su influencia en el equilibrio estratégico de fuerzas entre Rusia y EEUU será mucho más que fue conseguida en su época por la realización del programa Molodets.
A pesar de sus grandes capacidades combativas, los sistemas soviéticos tenían varios defectos que era imposible eliminar y que restringía las posibilidades de su empleo. Aunque los representantes de Rusia elogian con frecuencia las capacidades combativas de los sistemas soviéticos de misiles balísticos intercontinental es emplazados en ferrocarril y destacan que la renuncia a estos sistemas fue una gran concesión política por parte de Rusia, Moscú no tenía otro remedio debido a las condiciones reales de mantenimiento de estos sistemas.
Aún en caso de ausencia de cualesquiera acuerdos con EEUU, Rusia se vería obligada a terminar su fabricación, limitar el área de su circulación y retirarlos del servicio operacional, en virtid del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas Ofensivas (START).
El problema principal fue lo que los sistemas Molodets estaban equipados con los misiles gigantescos RТ-23 de casi ciento cinco toneladas de peso. En resultado, los trenes portamisiles en los que estaban emplazados estos sistemas eran muy pesados. Aunque estos trenes podían circular por las vías férreas convencionales del país, solían causar daños a los carriles, lo que posteriormente podía conllevar descarrilamiento de trenes civiles. Esto obligó a limitar el área de su circulación en tiempos de paz.
Otro problema que se reveló después de la desintegración de la URSS en 1991 fue lo que los misiles se ensamblaban y se fabricaban en Ucrania. Así las cosas, tras el colapso de la Unión Soviética, estos sistemas no tenían perspectivas y podían estar en servicio operacional sólo hasta que expirase la vida útil (quince años) de los misiles de combustible sólido. Esto pasó en 2005.
A pesar de todos sus defectos, los sistemas soviéticos de misiles balísticos intercontinentales emplazados en ferrocarril suscitaban una fuerte preocupación de EEUU. A diferencia de los sistemas de misiles balísticos intercontinentales emplazados en plataformas móviles, los trenes portamisiles gozaban de una mayor autonomía. Los sistemas de misiles emplazados en plataformas móviles pueden desplazarse dentro de un área limitada alrededor de las bases donde están estacionados. Mientras, los sistemas de misiles emplazados en ferrocarril son capaces de circular por toda la red ferroviaria de Rusia y realizar lanzamientos de misiles desde cualquier lugar. Es muy difícil localizar sistemas de misiles emplazados en ferrocarril, porque los respectivos vagones y locomotoras están camuflados como los trenes de mercancías. En caso de que el problema del sobrepeso de los misiles sea resuelto y sea desarrollado un misil de dimensiones más pequeños, esto reducirá aún más la posibilidad de descubrimiento de tales sistemas.
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