Hacia el 1 de febrero de 2013 el gobierno debe elaborar y aprobar el programa de producción de metales de tierras raras. Estos forman un grupo de diecisiete elementos químicos que se emplean en dispositivos altamente tecnológicos (tabletas, teléfonos inteligentes), y asimismo en la construcción aeronáutica, en la industria automovilística y atómica, y, obviamente, en la militar.
La demanda de metales raros aumentó especialmente en los últimos años: el mundo se vuelve más tecnológico y la oferta, por el contrario, ha disminuido. China, que es el principal productor mundial de metales de tierras raras (según diferentes estimaciones, le corresponden entre del 90 y el 95 %), no quiere compartir su valiosa materia prima. El analista de metales del banco de inversiones Renaissance Capital, Vasili Kuligin, dice:
—Desde principios de 2010 el precio de los metales de diferentes grupos aumentó de 200 al 1000 %, fundamentalmente debido a que China, que es el productor monopólico, concentra la mayor capacidad y cierra la exportación, lo cual crea un déficit en los mercados exteriores. Desde luego que este ramo se vuelve interesante y también es de gran interés para el estado.
A los grandes actores mundiales cada vez les gusta menos el monopolio chino. Es que en caso de conflictos comerciales o de otra índole, el Imperio celeste puede crear serios problemas a los negocios de las compañías altamente tecnológicas y afectar seriamente los ramos estratégicos de los rivales. De ahí que Rusia, EEUU, Australia, India, Brasil y otros países intenten desarrollar activamente su propia producción.
Rusia cuenta con un 20 % de las reservas mundiales de metales de tierras raras, pero su extracción no supera el 2 % de la mundial. A la industria nacional de bajas tecnologías no le hacen mucha falta. Por otra parte, el país no cuenta con potencia de transformación. La Unión Soviética construía fábricas de metales de tierras raras, pero tras su desintegración las empresas se vieron fuera de Rusia – en Estonia y Kazajstán. Estamos obligados a suministrarles la materia prima y comprar el producto acabado. Ahora, cuando los metales de tierras raras se convierten en factor de competición global, semejante estado de cosas es poco admisible –supone el analista de la Agencia Analítica Independiente InvesCafe, Andréi Shenk:
—Para garantizar la soberanía y la seguridad del país no hace falta organizar completamente la producción de metales de tierras raras, pero, como mínimo, hay que aumentar la cuota de producción de esos metales en Rusia, para proveer totalmente a la industria militar.
Además, el gobierno ruso declaró más de una vez el rumbo a la modernización de la economía y al desarrollo de la industria innovadora, para la cual los metales raros son imprescindibles. Pero, en el país no hay por ahora ramos que puedan formar una importante demanda interna de metales de tierras raras. Y si la producción de esos metales llega a funcionar antes que aparezca una demanda estable, solo quedará vender la valiosa materia prima al exterior. O sea que Rusia solo potenciará la orientación de su economía hacia las materias primas. Según Andréi Shenk de InvesCafe, es grande la posibilidad de semejante desarrollo de los hechos:
—La creación de la cadena completa de producción de metales de tierras raras, en proporciones equivalentes a nuestro potencial (cerca del 20 % del mercado mundial), tomará entre cinco y diez años. La creación de grandes empresas innovadoras requerirá grandes plazos. Por eso si ahora se empieza a cumplir dicho programa, lo más probable es que se diversifique nuestra economía basada en las materias primas, pero, al propio tiempo, aumentaremos nuestra dependencia de las materias primas.
Por lo demás, los expertos destacan que la diversificación de la economía basada en las materias primas también es importante para aminorar la dependencia del país del mercado del petróleo y el gas, más aún que, según prevén los expertos, la demanda mundial de metales raros aumentará de año en año y los precios seguirán siendo altos.
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