El destacamento montado se pondrá en marcha en septiembre desde Moscú, para alcanzar dos meses después la capital de Francia.
“Esta es una marcha de la paz, una marcha en memoria de los combatientes rusos y franceses que perecieron en esa guerra”, -subrayaban en el Comité organizador de la expedición “Moscú-París”.
Hace dos siglos, el regimiento cosaco fue el primero que cruzó las puertas principales y entró en las calles de París y, a continuación hizo lo propio el emperador de Rusia, Alejandro I. Hoy en día, los establecimientos de comida rápida, los “bistro” recuerdan a los franceses la visita de los cosacos en ese entonces. Y ello porque, apresurando a los mozos parisinos, los cosacos exclamaban: “Bistro, bistro” (de prisa), vocablo que quedó grabado en la memoria y en el lenguage cotidiano.
En la expedición “Moscú-París” participarán veinticinco jinetes, para los que ha sido encargado el vestuario cosaco auténtico de 1812: desde las gorras y papajas hasta las botas, sables y picas de imitación. Los cosacos tendrán que recorrer unos tres mil kilómetros en dos meses, explicaba a La Voz de Rusia Pavel Moshalkov, miembro del comité organizador de la campaña:
—La partida está planeada en principio desde la Torre Spassky, del Kremlin, a principios de septiembre, y para fines de octubre, la llegada a Francia, a Fontainebleau. Los puntos principales de la escala, en los que se prevé un programa cultural son Smolensk, Minsk, Kaunas, Varsovia, Leipzig, Nancy y Fontainebleau.
Los participantes en la expedición son cosacos de pura cepa. Fueron meticulosamente seleccionados en las aldeas cosacas. Y hace ya medio año que dedican todo su tiempo a los entrenamientos. Está claro que la tarea planteada ante ellos es, aparte de difícil, muy honorífica. Los jinetes recorrerán la misma ruta que en sus días recorrieron las unidades cosacas del atamán Platov. Una tropa de sesenta mil hombres pisó los talones a Napoleón Bonaparte a través de toda Europa. Los cosacos fueron los únicos que lograron llegar hasta París y, regresar a casa en sus corceles, lo que habla de la resistencia de la raza equina del Don. Los donchaki, como son también denominados estos hermosos alazanes, se distinguen por una salud envidiable, en los que se combinan una altura imponente, elegancia y sencillez a la vez. No cabe duda que son capaces, al igual que hace dos siglos, de recorrer todo el camino desde Moscú hasta la capital francesa, considera Pavel Moshalkov:
—El record de un caballo del Don es de trescientos once kilómetros al día con jinete. Otro cantar es si nos permiten cabalgar todo el tiempo. Al parecer, en Alemania tendremos que recorrer el camino en camiones. En lo que respecta al personal auxiliar, los veterinarios son indispensables, además de traumatólogos, caballerizos, talabarteros. Serán además obligatorios los forrajeros y los aposentadores.
No obstante que, históricamente, los cosacos eran soldados por excelencia, custodiaban las fronteras del imperio ruso, participaban en todas las campañas militares, e incluso servían en la escolta del zar, a París viajan con fines exclusivamente pacíficos: para recordar el legendario pasado y para relatar a la juventud francesa la historia de Rusia y de la comunidad cosaca. En Francia lo entienden perfectamente, lo que explica su gran interés en este proyecto, señalaba Toma Buffin, agregado de prensa de la embajada de Francia en Rusia:
—Nos parece que esta es una buena posibilidad para que los franceses y los habitantes de los países recorridos por esta expedición conozcan la historia y las tradiciones de los cosacos. Estas reproducciones históricas son buenas y útiles, pues recuerdan a la joven generación páginas vividas de nuestra historia conjunta.
Además de encuentros con los participantes de la expedición “Moscú-París”, los habitantes de Francia podrán apreciar actuaciones del Coro de Cosacos del Kuban, del Conjunto de Canto y Danza de Alexandrov, grupos de jinetes de la “Escuela de Caballería del Kremlin”. El concierto de gala, con la participación de estos colectivos está programado para el 28 de octubre en Fontainebleau.
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